Prisionera durante años entre las paredes de la galería de arte de
su tío, Thea se encuentra perdida cuando el hombre muere
repentinamente, dejándola a su suerte. Al menos hasta que llega
un gigante escocés, lleno de cicatrices y misterioso, que afirma
que su trabajo es empaquetar profesionalmente los cuadros.
Duncan hace que Thea se sienta segura y libre por primera vez
en su vida, animándola a poner en práctica las fantasías que
siempre ha mantenido ocultas. Encerrada. Su abrasador vínculo
crece, un delicioso encuentro a la vez. Pero, ¿y si el hombre que
ha reclamado su corazón... no es quien dice ser?
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