uando me desperté esta mañana, nunca esperé que mi primer cliente de
masaje del día fuera el famoso jefe de la mafia de Boston, Walker McManus.
Tampoco esperaba que el criminal peligrosamente atractivo ofreciera
cincuenta mil dólares para darme el masaje. Las sorpresas siguen llegando,
también. Porque Walker no está satisfecho con una sesión. Oh, no. Quiere toda
una vida de ellos. Conmigo. Y no está acostumbrado a oír la palabra "no"...
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