Suya para reclamarla
Pensando para encontrar respuestas, Damron miró sus ojos. Hermosos.
Esos ojos marrones tan oscuros, rodeados de exuberantes, gruesas pestañas
que seguramente serían como plumas sobre sus mejillas cuando ellos se
besaran.
Ah, besarse...
Mirando su boca, tragó saliva. Llena y deliciosa. Madura. Ella debió
sentir su creciente deseo de probarla, la punta de su lengua asomó para
humedecer sus labios. En ese momento, parecía delicada y dulce, la doncella
perfecta...
Un hombre tempestuoso con carácter incendiario, cuya furia en el campo
de batalla rápidamente aplasta a sus enemigos, Lord Damron debe reclamar su
reino escocés de una sola manera-la manera de ella. Y su fortaleza de hierro no
es rival para su dulzura.
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